La enfermedad de Alzheimer puede comenzar de forma imperceptible, camuflada entre los problemas de memoria propios de la tercera edad.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Oxford y sus colegas de Tufts han descubierto una relación entre el alzhéimer y el virus de la varicela-zóster (VZV), que a su vez puede activar el virus del herpes simple (HSV) y desencadenar la enfermedad.
Una de las variantes del virus del herpes, el HSV-1, tiende a permanecer inerte entre las neuronas cerebrales. Si es activado, sin embargo, impulsa la acumulación de proteínas tau y amiloide beta, e interfiere con la función neuronal, síntomas todos ellos del alzhéimer. “Esto sugiere una vía de activación de la enfermedad de Alzheimer según la cual una infección por VZV causa una respuesta inflamatoria que a su vez despierta al HSV-1 en el cerebro”, explica la Dra. Dana Cairns, una de las autoras del trabajo publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease.
“Sabemos que existe una correlación entre el HSV-1 y la enfermedad de Alzheimer, y también se sugería la implicación del VZV. Lo que no conocíamos era la secuencia de acontecimientos creada por los virus para desencadenar los procesos que conducirán a la enfermedad”, explica el DR. David Kaplan, catedrático de Ingeniería Biomédica en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Tufts. Según recuerda, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 3.700 millones de personas menores de 50 en todo el mundo tienen el HSV-1, el virus del herpes labial.
El virus de la varicela-zóster es también extremadamente común: antes de los 20 años, el 95% de la población humana se habrá visto expuesta a él. La manifestación más común es la varicela cuando no se ha completado la vacunación contra esa enfermedad, pero también puede permanecer inerte durante años y reaparecer como herpes zóster. Se calcula que una de cada tres personas pueden sufrir este tipo de erupción denominada popularmente como ‘culebrilla‘, caracterizada por el enrojecimiento de la piel en bandas y la aparición de nódulos y ampollas.
Estudio en Taiwan
En 2017-2018, se publicaron tres estudios que describían datos taiwaneses sobre el desarrollo de la demencia senil, de los cuales el alzhéimer es la causa principal, y el tratamiento de pacientes con signos evidentes de infección por el herpesvirus o el virus de la varicela.
«Los sorprendentes resultados incluyen evidencias de que el riesgo de demencia senil es mucho mayor en aquellos que están infectados con el herpesvirus; además, mostraban que el tratamiento antiviral anti-herpes causa una disminución dramática en el número de sujetos gravemente afectados por herpesvirus que luego desarrollan demencia».
Cómo despiertan los virus
Para entender la relación causa-efecto entre los virus y el alzhéimer, los investigadores recrearon ambientes similares al cerebro humano mediante esponjas de proteína y colágeno, dispuestas en estructuras en forma de rosquilla de seis milímetros de diámetro. Las poblaron con células madre neuronales a las que dejaron crecer hasta que comenzaron a pasarse señales unas a las otras, como harían en un cerebro real. Algunas incluso formaron células gliales, que ayudan a las neuronas a funcionar y mantenerse vivas.
Estas neuronas pueden infectarse con VZV, observaron los investigadores, pero eso por si solo no basta para que se formen las proteínas tau y beta amiloides propias de las placas cerebrales que sufren los enfermos de alzhéimer. Pero si estas células ya contenían el HSV-1 durmiente, la interacción con el nuevo virus desencadenaba el proceso neurodegenerativo. En estos casos, se pudo observar un aumento en la producción de citoquinas, proteínas segregadas por el sistema inmune que provocan una importante respuesta inflamatoria.
Ciclos repetidos de reactivación del virus del herpes acelerarían la acumulación de daño cognitivo y neuronal, explican los autores, “Factores de riesgo como los traumas craneoencefálicos, la obesidad o el consumo de alcohol pueden contribuir a la reaparición del HSV-1 a nivel neuronal”, advierte Cairns. Por otra parte, la vacunación contra la varicela se relaciona con un menor riesgo de demencia senil, lo que podría ser indicativo de este mecanismo. Por último, la infección por Covid-19 ha demostrado ser capaz de reactivar tanto al VZV como al HSV-1, por lo que instan a monitorizar su impacto sobre el alzhéimer.